La luna.
Me parece una aceituna,
una, una, una.
¿Por qué no dos, tres o veinte
para iluminar a tanta gente?.
¡Demasiadas, seguramente!.
Pero, ¿cuántas son realmente?.
Yo conozco la nueva, la llena
y hasta la creciente.
Todas influyen en el mar,
los suicidios
y en lo que ellas llevan en el vientre;
por lo tanto,
no es cosa corriente.
Con luna sin sol
o sol sin tierra,
nos mojamos en alcohol
o nos vamos a la mierda.
Mirad a la derecha,
a la izquierda,
andando, en coche,
de día, de noche.
Buscad a la luna,
la luna no cuerda
y que su locura os guíe
por un camino de tierra
a la felicidad más inmensa,
blanca, pura..., sempiterna.
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